miércoles, 6 de septiembre de 2017

Cara de póker en fisioterapia

Twitter. Gran red social en la que compañeros a los que no conozco en persona comparten conocimiento y una visión de la fisioterapia moderna y científica, activa, tumbando mitos, generando debates.
Aprendes.
Desaprendes.
Entras en conflicto cuando alguien te dice que eso que llevas años haciendo no tiene más efecto que el placebo. Empiezas a cuestionartelo TODO.
Inseguridad.
Desaprender. Aprender otra cosa. Basada en la evidencia. Conceptos opuestos a todo aquello que aprendiste en la carrera o en algún curso.
Te acostumbras a ello. O quizás no. Quizás sólo te acostumbras a aceptar el cambio; a no tomártelo como un ataque personal.
Aún así a ratos maldigo el día en que se me ocurrió usar twitter para esto. Me siento más ignorante hoy que hace 10 años. Y tienes que aprender a vivir con esa sensación. Y con el peso de saber que estuviste haciendo y diciendo cosas a tus pacientes que no les ayudaron. Y tú que te creías que aquello valía porque te lo dijo un profesor...
A ratos lo maldigo, sí, porque viviría mucho más tranquila en la ignorancia.
Esa ignorancia en la que viven compañeros que piensan que lo que estudiaron hace 15 años sigue siendo válido a día de hoy. La ignorancia que te hace vivir en tu certeza. Tranquilamente. 
Pero twitter es twitter y la realidad fuera de twitter (o del círculo en el que ahí te mueves) es radicalmente opuesta.
Así que sales de twitter y te chocas con la realidad de aquellos que viven en sus certezas: esas que hacen que en una clínica de fisioterapia ofrezcan pseudoterapias como el reiki o la homeopatía y que fisioterapeutas afirmen sin despeinarse que si tienes problemas con tu pareja te dolerá la vértebra dorsal 7 o que el cáncer tiene un origen emocional. Y con esas certezas de unos tienes que trabajar, tirando de tragaderas y adquiriendo maestría a la hora de poner cara de póker.